A nadie, imagino le gusta sentirse rechazado/a. Todos queremos que nos valoren, que nos tengan en estima y consideración. Así, cuando notamos alguna imperfección, tendemos a disimularla o corregirla de algún modo. Somos seres sociales y, por tanto aquello que nos define y nos da una identidad personal es lo que nos viene devuelta de los demás. Nos gusta gustar. De hecho, nuestra vida social, nuestros gustos, lo que hacemos o dejamos de hacer viene enmarcado, en general por la retroalimentación de nuestra vida.
¿Ser más feliz sin redes sociales?
Otra vez, otro nuevo estudio que nos invita a dejar las redes sociales. En este caso se trata de un estudio de Standford, quien ha trabajado con un grupo de más de 2400 personas a los que dividió en dos grupos, uno siguió utilizando la red y a otros se les desactivó su perfil durante un mes. Las conclusiones arrojan que los que estuvieron sin red social fueron más felices.
Seguir a los famosos ¿para qué?
En mis medios sociales, casi con total seguridad, no sigo a ningún famoso. A no ser que él me siga también a mí. Entiendo estos medios como un sistema de comunicación y no de admiración por alguna persona. En esta entrada quería reflexionar sobre dos aspectos: ¿Por qué medimos a las personas por la cantidad de seguidores en sus redes? ¿Tiene sentido seguir a un conocido o «famoso»? Las dos cuestiones desde el aspecto de la positividad y felicidad.