Seguimos encerrados y abundan mensajes de personas que echan de menos estar en la playa, salir a hacer deporte, acudir a un bar o cafetería. ¿Las frases del estilo “cuánto daría por...” en que nos ayudan, sirven de algo? Seguramente no, por tanto, sería muy bueno dejar de pensar en lo que no tenemos y centrarnos en aquellas cosas que sí poseemos.
Necesitamos muy poco para ser felices
Si hay algo que ha quedado claro durante estos días es que no necesitamos tanto para vivir. Ni siquiera ha sido falta, de momento, la tonelada de papel higiénico, sino que lo hemos ido gastando, supongo, poco a poco. Es tiempo de valorar lo pequeño, el día a día, los detalles. Fijarnos y amar esas pequeñas cosas nos pueden dar mucha felicidad cada día. Porque la velocidad, ir deprisa nos hace perder de vista lo realmente importante: los pequeños detalles.
¿Se abusa del pensamiento positivo?
Vuelve nuevamente la eterna pregunta ¿estamos obligados a ser felices? ¿por qué ese movimiento de quien considera que ser feliz debe ser casi una obligación? ¿Debemos ser positivos siempre? Creo que todas las preguntas se contestan con un NO, rotundo. Se critica desde muchos sectores la imposición del pensamiento positivo y de una vida optimista y feliz, porque lo consideran como una utopía. Y, en cierto modo, tienen razón. No se puede estar feliz, positivo y alegre siempre. Parece que asistimos a una dictadura de la felicidad: Es obligado ser feliz, pero no, no es así.