El segundo día empezó con un copioso desayuno. En el gran comedor había todo lo que una persona podía desear por la mañana. Así que, después de un paseo por los expositores de comida, un primer plato a base de alimentos salados, beicon, embutidos de todo tipo, huevos fritos y salchichas y un
segundo plato de dulces a base de leche, donuts, magdalenas, quedando más que satisfecho.
En el primer día de aventura partieron hacia Teguise. Allí Eliasú, con su imaginación se encontró con el pirata Morato de Arráez que también llegó a Lanzarote hace varios siglos pero con propósitos distintos. El corsario tuvo la intención de saquear la isla, mientras que Eliasú, quería descubrirla. Arráez le invitó en primer lugar a visitar la Iglesia de Teguise. Allí, estaba la virgen de Guadalupe. Esa imagen fue capturada por los piratas en 1618 y recuperada años más tarde. Sin embargo, la imagen de nuestra señora de Guadalupe pasó inadvertida para Eliasú, quien sí se quedó perplejo con un crucificado que exhibe una gran melena y que se encuentra en el lateral izquierdo del templo. También le extrañó lo rústico de la fachada de la Iglesia con su moderno interior.